Tarea 2. ¿Qué es ciencia? (¿Lo que yo hago también?)
Buenas
tardes a todxs,
Reflexionando sobre lo que más me llamó la atención
de las dos entradas sobre «qué es ciencia», centrándome en mi propia
disciplina, me vino a la mente una pregunta: qué relación existe entre (conocimiento y) investigación humanística y científica, ¿y en particular
entre la filosofía y la ciencia? Esta
relación es ciertamente disonante en términos de metodología y enfoque
epistémico, pero quizás, y este me parece el aspecto más interesante, también
en términos de impacto político, económico y social.
La filósofa estadounidense Martha Nussbaum presta especial atención a la progresiva erosión de los fondos dedicados a la cultura humanística, y a las posibles consecuencias de estas políticas. En su ensayo Sin fines de lucro (2009), Nussbaum señala cómo en tiempos de crisis económica es fácil justificar el recorte de fondos al conocimiento no implicado inmediatamente en la lógica del mercado. Por otro lado, la introducción en los planes de estudio, incluso a nivel propedéutico, de disciplinas que, como la filosofía, entrenan el razonamiento crítico es, para Nussbaum, un elemento esencial para «educar a los ciudadanos» y garantizar así la solidez democrática de una sociedad, sin perjudicar el desarrollo económico. El temor a que en un futuro próximo el mercado dicte cada vez más la agenda educativa está sin duda bien fundado. Sin embargo, ni siquiera Nussbaum parece abandonar la dicotomía entre saber humanístico y saber científico, pasando por alto los riesgos que corre la investigación científica en detrimento de una educación cada vez más orientada hacia la esfera meramente técnica y aplicativa. Los vínculos históricos y actuales entre filosofía y ciencia sugieren una realidad más compleja y una relación en desarrollo. Ciertamente, cada disciplina tiene métodos y contenidos precisos que deben ser evaluados responsablemente por las respectivas comunidades, y es innegable que en el mundo contemporáneo algunas áreas obtienen una retroalimentación más inmediata y concreta que otras. Sin embargo, no sólo es erróneo negar la existencia de intercambios constantes y fructíferos entre las humanidades y las ciencias, sino también contraproducente si se tienen en cuenta las repercusiones negativas que una yuxtaposición ideológica puede generar a nivel educativo y, por ende, social.
En el transcurso de mi trabajo de tesis, se pondrá en marcha una fase de investigación sobre el papel del lenguaje educativo y el género: una investigación experimental que nos permitirá conocer el efecto que la perspectiva de la coeducación y la revisión del lenguaje educativo ejercerían sobre el rendimiento educativo y los beneficios a largo plazo que se obtendrían de la adopción de dichas prácticas.
En relación con la ciencia, me hizo pensar en las representaciones de las mujeres en la comunicación científica, la persistencia y desestabilización de los estereotipos de género. Considero que las modalidades, los agentes y los lugares de la comunicación científica tienen una importante responsabilidad en la construcción, transmisión y percepción de los roles de género en la sociedad. En las universidades científicas, algunas facultades no incluyen en sus cursos todos los hallazgos sobre diferencias de sexo y género que han surgido, por ejemplo, en la investigación biomédica y sanitaria. Otra cuestión relacionada es la de las revistas peer-reviewed. Los consejos editoriales podrían establecer directrices para que todos los artículos propuestos para su publicación incluyan datos orientados al sexo y al género. Debemos hacer lo necesario para que el sexo y el género se tengan en cuenta por el peso que tienen, especialmente en la investigación científica. La dimensión educativa, institucionalizada y no, es sin duda el primer espacio donde se puede reconstruir una narración exenta de estereotipos y fomentar así la igualdad de género y oportunidades. Por eso la (r)evolución debe ser ante todo educativa y cultural.
Finalmente, tras la lectura de los textos – todos de
gran interés – dentro del correspondiente a Wilson Jr. he apreciado la
reflexión sobre la flexibilidad ante los prejuicios, errores y aporías
inherentes a la actividad investigadora y la figura del científico como aquel
que debe rechazar la autoridad como base última de la verdad; aunque lamentablemente,
destaca la escasa y a veces inexistente presencia femenina en las referencias
bibliográficas.
Seguramente la filosofía es una de las disciplinas académicas a las que peor (i.e. con acepciones más restrictivas) se le puede llamar "ciencia", sin embargo es la que le dota de sentido a esa "peculiar" forma de conocer el mundo a través de la epistemología y la filosofía de la ciencia en general.
ResponderEliminarOso ondo! que buena reflexión. Me hizo pensar también en cómo muchas veces reducimos la idea de ciencia a lo técnico... saludos!
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